El eje cerebro-intestino

En las últimas décadas, los científicos han comenzado a hablar sobre la salud humana en general y el tratamiento al que a menudo se hace referencia como "terapia de mente y cuerpo". El eje cerebro-intestino es un ejemplo vívido de comunicación bidireccional de pensamiento y sentimiento. Este eje consiste en una red de señales bioquímicas, que tiene lugar entre el tracto gastrointestinal y el SNC, incluyendo el eje hipotálamo – hipófisis – adrenalina.
El nervio vago es una de las formas de conversación entre el cerebro y el intestino, ya que cruza todo el camino desde la cabeza hasta el abdomen, a través de mensajeros químicos, neurotransmisores. Cuando la flora intestinal está poco activa, entonces la producción de neurotransmisores disminuye y el rendimiento del cerebro muestra un deterioro gradual en sus procesos mentales.

Destripar el segundo cerebro
Está creciendo el interés en torno al papel que desempeña la función intestinal en la salud general de un individuo. La mucosa intestinal a lo largo de todo su recorrido realiza funciones de absorción y barrera entre el contenido intestinal y el interior del cuerpo. Con la intervención de diversas bacterias, enzimas, jugos digestivos, los productos de la digestión se absorben a través de la mucosa intestinal, por lo que el cuerpo puede reconstruir tejidos, producir energía, proteínas y llevar a cabo otros mecanismos complejos. Todo el proceso de selección y absorción de nutrientes se lleva a cabo por las vellosidades, que son esencialmente pliegues del intestino y su objetivo principal es aumentar la superficie funcional del sistema digestivo.
Hasta ahora se ha identificado una gran población de diferentes especies de bacterias que forman parte de la flora intestinal humana. El 85% de ellos ayudan a la función de supervivencia de nuestro organismo con su acción probiótica.
Los microorganismos que colonizan el intestino están implicados en la producción de neurotransmisores esenciales.
La dopamina, la serotonina, la adrenalina, la acetilcolina, son neurotransmisores que se encuentran en el SNC y participan en la transmisión de los impulsos nerviosos. La mayoría de estos neurotransmisores se producen en el sistema digestivo.

Diferentes enfermedades se asocian con la falta de mensajeros específicos como: la deficiencia de dopamina con la enfermedad de Parkinson (Tsavkelova et al, 2000; shishov et al 2009; Ozogul, 2011), la deficiencia de serotonina con la depresión, la deficiencia de acetilcolina con la enfermedad de Alzheimer y la miastenia (Marquardt y Spitznagel 1959, Kwashima et al. 2007), deficiencia de histamina con deterioro cognitivo (Landet et al 2008: Thomas et al. 2012).
"Todas las enfermedades se originan en el intestino"
-Hipócrates

El consumo excesivo de alcohol, comer en exceso, el estilo de vida intenso, el uso excesivo de medicamentos, el estrés, son algunos de los factores que contribuyen negativamente a la desregulación de la funcionalidad intestinal.
Nuestro equilibrio emocional es igualmente importante, ya que cada pensamiento no es una idea aislada en la mente ni se pierde después de su finalización. Las señales repetidas de miedo, ansiedad, ansiedad, depresión, presentan un trastorno de dos vías, con establecimiento gradual y somatización de la emoción negativa. Por lo tanto, las funciones corporales se ven afectadas tanto a nivel anatómico como bioquímico y electromagnético.
Factores que ayudan a nuestra salud intestinal:

  • Durante la comida, debe haber un ambiente agradable libre de la influencia de factores externos (televisión, ordenador, periódico, etc.).
  • Nuestra comida siempre debe estar caliente y recién cocinada.
  • Mastica bien los alimentos.
  • Reducción de hidratos de carbono refinados.
  • Reducción de azúcar blanco y grasas saturadas.
  • Consumo adecuado de agua.
  • Nuestros alimentos deben ser lo más parecidos posible a su forma original, por ejemplo, frutas, verduras, semillas, frutos secos crudos.
  • Reducción del gluten.
  • Coordinación con los ritmos de la naturaleza – biorritmo.
  • Haz ejercicio todos los días.
  • Contacto frecuente con la naturaleza.
El hombre debe proteger el mayor tesoro de su salud, así como preservar su equilibrio psicoemocional frente a emociones y situaciones negativas.

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